Puente tendido entre Focusing y Counseling




INTERACCIONES ENTRE LAS MIRADAS DE EUGENE GENDLIN Y CARL ROGERS

Por Clr. Viviana Montaña Wall Behr

Mi acercamiento al mundo de Gendlin y su visión en el Focusing se inicia a través de es esta frase disparadora, que resume todo aquello que siento personalmente me une a esta mirada.

“El cuerpo es una fuente de mensajes acerca de lo que somos, de cómo actuamos, sentimos y también es receptor y medio de expresión de lo que ocurre con nuestras imágenes, pensamientos, emociones e intensiones. El cuerpo, no es lo que está “ensobrado” dentro de la piel. El cuerpo es proceso y el proceso incluye al ambiente donde ese proceso está teniendo lugar, aquello con lo que interactúa. Todo mi cuerpo está diseñado para poder pararme y caminar, Entonces ¿Cómo puedo describir a mi cuerpo sin incluir a la Tierra? Todo mi organismo está diseñado para funcionar con el oxígeno que entra a mis pulmones. Cuando respiro ¿Cómo puedo decir que el oxígeno no es el cuerpo? El cuerpo físicamente sentido es parte de un sistema infinito de aquí y de otros lugares, de ahora y otros tiempos, de nosotros y otras personas. El cuerpo tal como se siente desde su interior, es esa sensación de estar corporalmente vivo en un vasto sistema que es, en definitiva, el Universo”

(extraído del libro “Process Model” de Eugene Gendlin)

Quién es Gendlin… un poquito de historia

Si decimos “Eugene Gendlin es un filósofo y psicoanalista vienés que producto de su formación e investigaciones realizadas mayormente en los Estados Unidos, desarrolló un método terapéutico denominado “Focusing” centrado en la conexión con las sensaciones corporales…” ¿estaríamos diciendo lo más importante de esta persona? Considero que no. No podemos acercar nuestra mirada a la suya mientras no hagamos referencia a sus orígenes, de dónde proviene, cuáles eran las circunstancias del mundo en el momento en que fue concebido y el desarrollo que de su persona pudo hacer entorno ello.

Si nos enfocamos en su origen familiar vemos es de origen judío, que su familia proviene de otrora conocido como Imperio Austro-Húngaro, y que nació en Viena en pleno período “entre guerras”, por lo que cabe considerar que su infancia se desarrollo en un entorno connotado por un país en reconstrucción (8 años antes de su nacimiento se produjo la disolución del imperio), y su adolescencia estuvo marcada por la persecución nazi y el traslado a América. Por sí solos estos antecedentes no brindan un panorama muy alentador en la conformación de una persona, como para que ésta tenga como vocación la filosofía, como orientación la humanista y como eje de su trabajo el contacto con los aspectos corporales del hombre… tanto así como para llegar a centrar su mundo en la re-definición del concepto “cuerpo”.

Lamentablemente no conocemos en profundidad la influencia de sus padres y su entorno directo en lo que Gendlin hizo de sí mismo. Solamente encontramos un punto de inflexión – lo suficientemente fuerte en las circunstancias en que se produjeron – proveniente de “El Padre y sus sensaciones internas”, esas que no sabía cómo definir pero cuya contundencia era tal que lo llevaban a confiar en ellas la vida de su familia y la suya propia. El impacto que tuvo en el niño-adolescente Gendlin que lo recibió, hizo de esto su piedra de toque, aquello que marcaría su norte en la búsqueda personal. En lo personal al mirar su historia no puedo dejar se asociarla con la mirada filosófica de Viktor Frankl (mismo origen, mismo entorno social e histórico) y creo ver en esta frase y su implicancia sobre el destino del hombre, el camino de Gendlin: “La vida exige a todo individuo una contribución y depende del individuo descubrir en qué consiste”.

Es aquí donde me siento tentada a incluir la concepción organísmica de otro humanista - Carl Rogers - quien, con un entorno e historia personal completamente diferente pero atraído por la misma necesidad filosófica-existencialista, brinda una mirada amplificadora del camino realizado por Gendlin:

“He aprendido que mi percepción de una situación como organismo total es más fidedigna que mi intelecto... He descubierto que siempre que confié en algún sentido interior no intelectual mi decisión fue prudente... A medida que aprendo a confiar más en mis reacciones como organismo total descubro que puedo usarlas como guía de mis pensamientos... Considero que esta actitud es un modo de confiar en mi experiencia total de la que sospecho que es más sabia que mi intelecto... al ejercer mi propio y humilde esfuerzo creativo pongo mi confianza en lo que aún ignoro y en lo que aún no he hecho” Carl Rogers, “El Proceso de Convertirse en Persona”

Si observamos el concepto de tendencia actualizante podemos encontrar una forma de inferir – no con explicaciones concretas – que la influencia recibida por Gendlin y la forma en que pudo vivenciarla, lejos de llevarlo a cuestionarse desde un lado no productivo, al hombre y sus circunstancias, lo encaminaron hacia el despliegue de sus potenciales naturales y a encontrar su propia forma de hacer una contribución a la vida.

Las influencias en su formación filosófica las encontramos en Husserl, Dilthey, Sartre y Heidegger, entre otros. Él mismo se define como un fenomenólogo y vemos ésta influencia en su filosofía de lo implícito:

“En la intencionalidad se nos dan los objetos, las cosas, las personas, las situaciones, los sentimientos, no sólo como perceptibles, sensibles, sino en estructuras que trascienden lo puramente sensible, empírico, fáctico. Intuir es un captar, en el sentido más profundo de quien intuye más allá de lo meramente sensible, estructuras y formas de lo que se nos da en la experiencia” Edmundo Husserl

“La enfermedad es vivir en la rutina, con valores ajenos, sin haber estado nunca en contacto con la vida que fluye dentro de cada uno, sin haber sentido la complejidad de las propias experiencias, desde donde surgen las alternativas…” Eugene Gendlin, “Psicoterapia Experiencial y Focusing”

A través del campo de lo fenomenológico podemos ver en Gendlin la necesidad de comprender la realidad compleja del hombre y su mundo perceptual en el entrecruzamiento de sus “vivencias” externas e internas, todo lo cual lo relacionó con la psicoterapia. Es en este contexto dónde - mientras cursaba sus estudios de filosofía en Chicago - conoce a Carl Rogers, quién se encontraba al frente del Centro de Counseling de la universidad. Rogers proviene de un entorno familiar típico de la sociedad americana de clase media y con una profunda formación religiosa. El contacto de Rogers con “lo organísmico” – en sus propios términos – no procede como en Gendlin de la influencia del mundo perceptual paterno, sino del contacto directo con la naturaleza, sus vivencias en ámbitos rurales, la forma en que la vida “se expresa” más allá de los obstáculos aparentes y los canales racionales.

Esta impronta que ambos – a su manera – comparten en su formación los hermana en la visión de hombre, en la mirada humanista, en la observación de lo fenomenológico con una expresión integrativa e integradora del sí mismo. Ambos irán desarrollando por análogos caminos, la noción de subcepción en Rogers, la “felt sense” en Gendlin, ejes desde donde conectarse con la sabiduría organísmica.

La vivencia del aquí y ahora - el experiencing – sobre el que ambos hacen girar sus procesos terapéuticos los llevará ineludiblemente a confrontar con áreas de la percepción humana que son preconceptuales. Están ligadas al noción de percepción pura, que necesita ser simbolizada para poder adquirir “sentido funcional” en la vida de quien lo registra.

De la Psicoterapia Experiencial al Focusing

Gendlin es invitado por Rogers a trabajar sobre un tema que ambos les inquietaba, “¿Por qué la psicoterapia ayudaba a algunas personas y a otras no?”. Podemos imaginar los miles de horas de escucha silenciosa de sesiones de terapia, compartiendo sus visiones e intentando hallar una respuesta. En Rogers este trabajo lo llevó a desarrollar la línea del “Enfoque Centrado en la Persona”:

“Considero que la tendencia actualizante en el organismo humano es motivación básica... En mi experiencia en el trato con individuos, en una relación terapéutica, en mi experiencia al facilitar grupos intensivos, y en mi experiencia al proporcionar a estudiantes la libertad para aprender, el hecho más impresionante... parece ser la tendencia direccional hacia la totalidad, hacia la actualización de potencialidades. Yo no he encontrado efectiva una psicoterapia o una experiencia de grupo cuando he tratado de crear en otro individuo algo que no está ahí, pero he encontrado que sí puedo proporcionar las condiciones que promueven el crecimiento, entonces esta tendencia direccional positiva produce resultados constructivos.” Carl Rogers, “El Poder de la Persona”
 
Y Gendlin comenzó a reformular la teoría rogeriana, haciendo especial énfasis en la observación de casos donde no se apreciaban diferencias notables producto del proceso terapéutico, lo cual lo llevó a desarrollar la Psicoterapia Experiencial en los años 60.

En líneas generales observaba que no se producían cambios exitosos en aquellos procesos donde la persona permanecía unida a una coherencia mental y sus sensaciones corporales eran poco claras y difíciles de describir. Es aquí donde la noción de lo preconceptual: “ese algo sentido que no se podía definir”, llevó a Gendlin a un viraje en su acercamiento y un “enfocarse” en esas sensaciones que tenían un sentido implícito. Este concepto pasó a ser su revolucionaria innovación en el enfoque terapéutico, denominando felt-sense a esta modalidad perceptual de la persona y Focusing al acto interno de relacionarse con la sensación corporal sentida como modo de conocer su significado. En 1969 dio a conocer su primer artículo sobre Focusing.

Por sus descubrimientos Gendlin fue galardonado en 3 oportunidades y creó el Focusing Institute de New York para la formación de profesionales en esta materia.

La Filosofía de lo Implícito, dimensión y esfera de trabajo del Focusing y la Consultoría







Todos parecen comprender medianamente bien – salvando las particularidades culturales que nos conforman - la diferencia entre lo explícito y lo implícito. Pero quizá no nos queda tan claro que cada suceso explícito en nuestra vida lleva consigo un mensaje implícito que regularmente pasa inadvertido, es malinterpretado y/o simplificado en la mayoría de los casos para salvaguardar la continuidad de nuestras rutinas cotidianas.

Según la mirada de Gendlin, lo explícito da cuenta de todo aquello que sabemos de nosotros mismos, lo que reconocemos y podemos identificar desde algún parámetro aprendido, en

definitiva alude a todo aquello de lo que somos conscientes sobre nosotros y nuestras circunstancias y que generalmente es analizado racionalmente. De esto da cuenta el lenguaje verbal en nuestra comunicación con el entorno que nos rodea.

Lo implícito sería aquello que se encuentra en nuestro inconsciente y pertenece mayormente al reino de la sensación pura, es preconceptual por naturaleza y es factible de ser llevado a consciente mediante un determinado proceso. Este material implícito tiene una significación específica pero necesita ser decodificada para que el consciente la pueda simbolizar, es decir aplicarla a alguna función en nuestra vida. Nuestro cuerpo - si podemos entenderlo como un campo de energía que lleva en sí un registro organísmico del impacto, procesamiento e integración de nuestras experiencias vitales - envía estos mensajes implícitos utilizando nuestros sistema de percepción y los mismos se canalizan en aquellos órganos que tienen una afinidad específica con el mensaje que se trata de expresar. Un ejemplo sencillo, una experiencia de discusión y pelea que activa niveles de angustia que amenazan la constitución del Yo lleva a la persona a contactar en forma inconsciente con experiencias personales donde esta tipo de situación desencadenó violencia contra su persona. Se activan los mecanismos de defensa – particulares de su configuración psíquica - para bloquear este aspecto amenazante que la persona percibe provenientes de fuera de sí, se tensionan sus cuerdas vocales y la persona queda disfónica y con una sensación de no poder tragar. La garganta se bloquea, las palabras no salen, la discusión se atempera, la amenaza cede.




Dentro de este esquema simplificado podemos observar que lo explicito, lo obvio en la persona es su disfonía y dolor de garganta, que puede ser racionalmente adjudicado al frío, a un esfuerzo con voz e infinitas posibles causas. Lo implícito en este suceso de su vida es el miedo a las consecuencias de la violencia de su palabra, por ejemplo, y la inhibición concomitante.


Desde la visión que Gendlin y el Focusing nos aportan, “enfocar” en la felt-sense que esta persona podría llegar a percibir en sí misma, podría aportarle el mensaje sobre la potencia de su palabra, su forma de canalizar la ira, la impotencia para sostener sus puntos de vista en una discusión o miles de otros posibles significantes para su vida que de otra forma quedan ocultos: “prestarle la voz a este dolor de garganta o a esta disfonía” pondría de manifiesto material reprimido por la persona que es de muy difícil acceso por medio de procesos racionales.

Según lo explica Fernanda Acuña en el libro “Focusing, un proceso hacia la integridad”:

“Si nos enfocamos en las sensaciones que nos proporciona el cuerpo, comenzamos a advertir que en cada una hay “algo” que en un principio no sabemos de qué se trata… Focusing constituye así un modo de atravesar el umbral de lo que sabemos en la superficie (lo explícito) hacia lo que todavía no sabemos y podemos acceder en nosotros (lo implícito)”.

En este sentido lo innovador que nos aporta Gendlin es que si podemos permanecer el tiempo suficiente sosteniendo esta sensación – que mayormente no es agradable porque viene acompañada de la angustia que provocan las situaciones de vida no integradas – se puede hacer contacto con su mensaje implícito, este “hacer consciente el mensaje” libera la energía estancada en el bloqueo y se produce un alivio general y la recirculación de la energía vital que ahora pasa a estar disponible para la persona.

El alivio que aporta el contacto con este mensaje implícito deviene de poder resignificar lo que pasó allá y entonces en la historia personal - que generó una carga, un trauma, un dolor existencial, bloqueo o como queramos llamarlo – y nos hizo escindirnos de ese aspecto de nuestro ser, y que al traerlo al aquí y ahora repite un esquema defensivo que nos impide por un lado comprender la experiencia vivida en el pasado y por otro brindar una respuesta creativa, realmente nueva, a la experiencia presente.

Resumiendo, el Focusing nos permite establecer – como señala Elena Frezza – una relación dialéctica entre lo explícito y lo implícito de la experiencia y como proceso, constituye una puerta de acceso para transitar las zonas limítrofes de la experiencia y hacerlas disponibles a la consciencia.

Poniéndole presencia al cuerpo



La noción de cuerpo es eje central de la mirada que el Focusing nos brinda. Si nos enfocamos en la visión fenomenológica y existencialista que acompaña el desarrollo de este proceso terapéutico, veremos que el cuerpo en este contexto hace referencia a la existencia misma del ser, no simplemente a su parte orgánica. Podríamos inferir en esta mirada un concepto de “matriz energética” que implica todos los estados del ser, la relación con su interioridad, el nivel interrelacional y la vivencialidad del ser en su devenir histórico, su interconexión existencial con todo “lo que es”. Según Gendlin nos explica: “Nuestro cuerpo físicamente sentido es virtualmente parte de un sistema infinito de aquí y de otros lugares, de ahora y de otros tiempos, de nosotros y otras personas. El cuerpo tal como se siente desde su interior, es esa sensación de estar corporalmente vivo en un vasto sistema que es, en definitiva, el universo”. El cuerpo es todo eso y todo el potencial aún no desplegado, todo que de sí aún forma parte de su ser preconceptual.

Llevar “presencia” a esa noción de cuerpo nos impone un enorme desafío, ya que implica la acción conjunta de llevar consciencia de todo mi ser a cada parte de ese todo que está comunicándome algo de mí mismo que no es vivido como tal. Una parte de ese “todo” está exiliada y reclama inclusión. Paradójicamente ese reclamo que es vivido como “foráneo” (digo: “me duele la espalda”, no “estoy doliendo en la espalda”) al hacerlo “presente” se lo reintegra a la totalidad.


Según nos aclara Elena Frezza “desde este lugar de “Presencia” surge la compasión y algo se abre en el corazón de los hombres: la posibilidad de recibir, acompañar y aceptar sin la urgencia de que algo cambie, sino habitar en el amor con lo que aparezca en el estado en que esté”. Este estado de gracia, a falta de otros términos que lo expliquen mejor, nos acerca a la noción de aceptación positiva de sí.

Centrándonos en el cuerpo… preparándonos a escuchar

El primer paso en el proceso que propone el Focusing es centrarse en el cuerpo ¿qué significa exactamente esto? Comparativamente podríamos verlo como preparar la tierra para la siembra, quitar la maleza y remover para que el aire penetre y vivifique el suelo y el agua pueda escurrirse a nutrir lo que aún no se ha manifestado en el afuera.

Nuestro mundo consciente está regido por la mente, los procesos racionales constantemente fluyen trayendo interpretaciones de toda índole sobre qué nos pasa, por qué nos pasa, cómo nos pasa lo que nos pasa. Las identificaciones con que vamos recortando nuestra naturaleza y conformando “una imagen de sí” funcionan como filtros que habilitan e inhabilitan nuestra percepción del mundo. En este contexto, poder habilitar la “presencia” consciente que nos posibilite entrar en contacto con una felt-sense, requiere un esfuerzo adicional y previo para preparar el terreno: la circulación del aire en nuestro cuerpo es la principal herramienta de que disponemos para “liberar la mente de la maleza de pensamientos que fluyen”, llevando atención a cada parte de cuerpo que suele estar adormecido en el conjunto de estímulos que recibimos constantemente. El aire que entra y sale de nuestro cuerpo y va realizando un recorrido por cada parte del mismo tiene un efecto vivificante de cada espacio con que entra en contacto. No se trata de activar ni de calmar nada sino de “llevar consciencia de que está viva” cada parte de nuestro cuerpo y ver si en alguno de esos espacios del ser, hay un mensaje implícito disponible para la consciencia.

Preparar este espacio no significa relajarse, aunque ésta pueda ser una de las consecuencias más comunes. Lo que se busca aquí es un centramiento consciente, un llevar atención y registrar las sensaciones que puedan aparecer. La forma, extensión y duración de este paso dependerá en gran medida de cuán en contacto se encuentre la persona con su sensibilidad corporal. En muchos casos, la persona ya tiene una sensación presente al momento de iniciar el proceso por lo que se hace innecesario llevar el centramiento en forma minuciosa a todas las partes del cuerpo, simplemente la inspiración profunda y el aquietamiento del cuerpo harán que la persona se centre en su sensación presente.

En otros casos, personas con mucha necesidad de racionalizar sus emociones y sensaciones, requerirán un proceso más detenido para brindarle la oportunidad de recorrer todo su cuerpo y aquietar las ansiedades.


Felt-sense, mensaje y significados

La felt-sense es una simbolización de nuestro cuerpo-matriz energética, que puja por manifestarse. Si bien como sensación es algo que físicamente puede registrarse, como un dolor, una presión o síntoma de cualquier naturaleza, felt-sense es mucho más que un recurso del organismo para mostrarnos que “algo” no está siendo registrado. Si tendemos a simplificar las cosas podremos decir que es una habilidad de somatizar nuestros procesos psíquicos reprimidos o nuestros desajustes en relación a la imagen de sí. Lo real es que la felt-sense, da cuenta de totalidad de lo que nos pasa en este momento y de cómo esto que nos está ocurriendo y la forma en que lo registramos afecta a totalidad de nuestro ser. La felt-sense opera desde un espacio holístico en nuestra interioridad y lamentablemente nuestro registro consciente divide la percepción entre adentro-afuera, cuerpo-mente, escindiendo. Volviendo a nuestro ejemplo del dolor de garganta podemos decir que esa felt-sense nos habla de las modalidades de comunicación de nuestro ser y todas las experiencias vividas en relación a eso. En este contexto podemos ver la felt-sense como una respuesta organísmica que el cuerpo nos ofrece acerca de este aspecto de nuestra vida y de situaciones que lo desafían. Llevar consciencia a ese aspecto no implica comprender el mensaje implícito hoy. En muchos casos permite comprender qué circunstancias del pasado generaron esta modalidad de comunicación pero llegar a vivenciar el movimiento terapéutico que el Focusing propone implica reconocer, atender y acompañar lo que está más allá de lo explícito, lo que aún no se ha puesto en palabras, las sensaciones y emociones más primarias que lo acompañan.

Desde la función de quien acompaña el proceso de registrar una felt-sense, es indispensable brindar el tiempo necesario – que variará de persona en persona – para poder sostener este contacto. Reflejar y acompañar el resonar de quien se encuentra en el proceso es una tarea de vital sensibilidad que requiere una disponibilidad completa del acompañante y aptitud para la genuina empatía con los lugares más sensibles de su acompañado.
 
 
 
 

Puntos muertos… la ventana que no podemos abrir

Encontramos dos puntos a destacar en relación a cómo enfocar el tema de los puntos muertos, uno de ellos estaría dado en la forma de acercamiento psicoterapéutico y hace alusión a la utilización de los recursos de la interpretación en forma exclusiva, sin dar cabida al proceso experiencial. El punto muerto representaría saber qué me pasa y porqué pero no poder modificar las emociones concomitantes, por lo tanto el circuito se retroalimenta.

El otro punto a tener en cuenta es considerarlos como compartimentos estancos, espacios deshabitados se encuentran cerrados “a cal y canto” en nuestra interioridad. Nada menos deshabitado que estos espacios, que en la realidad psíquica toman forman de la casa de los fantasmas. Ya sea que estén constituidos por carencias en la formación de la persona, experiencias traumáticas que hayan dejado su impronta o situaciones en que la persona se sienta desvalida o vulnerable, estos espacios implican un desafío para cualquier enfoque terapéutico.

Las usuales interpretaciones y las técnicas para desarticular resistencias no han mostrado resultados positivos en el intento por llevar “aire fresco” a estos espacios. Las intervenciones del terapeuta muchas veces llevan a sumar mayor tenacidad en la decisión de no hacer contacto con lo que pueda haber en ese espacio (mensajes implícitos) para lo cual la persona ya ha desarrollado un capacidad considerable en los procesos de evitación mediante la activación de mecanismos de defensa, como la racionalización, negación, deflexión entre otros.

Gendlin en su libro “El Focusing en Psicoterapia” nos brinda una perspectiva diferente para enfocar estos dilemas: “la forma más sencilla de evitar los puntos muertos es dejar que el proceso de la persona siga su propio paso. El terapeuta debe saber que se consigue mucho simplemente acompañando a la persona, captando el sentido exacto de lo que está expresando. Cuando esto se logra, el efecto corporal sentido por la persona es resonante”.

En este sentido Gendlin sustenta que el factor más importante es el efecto de la actitud de quien acompaña, la empatía y la aceptación positiva – pondríamos desde las actitudes de un counselor – generando una presencia segura y constante en el acompañamiento de la persona. Sin intentar cambiar nada de lo que ésta manifiesta, ni alterar el sentido que la misma persona brinda a su experiencia, se va creando un clima de seguridad que, en tiempo y forma, podría permitirle asomarse a la ventana de espacio tan temido de sí misma.

Brindarle el tiempo necesario que la persona requiere para este contacto es sustancial, considerando que el proceso de su autodescubrimiento tiene su ritmo propio y que nadie más que la persona lo conoce.

6 Pasos hacia el encuentro de lo desconocido de sí

En los comienzos de sus trabajos con Rogers, Gendlin observa que el enfoque en que su teoría hacía pié estaba basado en enfocar sobre experiencias ya procesadas por la persona, elementos ya conocidos y disponibles a la consciencia.

Es entonces que él realiza un cambio innovador, centrando en enfoque en los aspectos no conocidos, experiencias que se encontraban en el borde de la consciencia y cuyo mensaje implícito estaba aún por develarse. Lo que luego constituyó una metodología aplicada al Focusing, con pasos concretos a seguir no da cuenta de lo que el Focusing en sí es, ya que son pasos que permiten a la persona acceder al contacto con la felt-sense, siendo del ámbito del Focusing específicamente, lo que la persona logra vivenciar en este contacto.

Los pasos consisten en:

1. Despejar un espacio: ir recibiendo y reconociendo lo que se va encontrando al ingresar en el espacio interior para percibir qué es lo que necesita ser atendido. Se hace hincapié en ciertas posturas corporales que facilitan el contacto y se observa si existe alguna circunstancia que le impida a la persona estar en contacto pleno consigo misma. Se permanece en silencio a la espera de que surja la sensación corporal

2. Dejar que se forme la “felt-sense”: se espera a que se vaya formando una sensación corporalmente sentida de toda la situación que requiere la atención de la persona, permaneciendo hasta que se puede determinar un asidero, algo que permita ir descubriendo las cualidades de esta sensación.

3. Encontrar un asidero: se aguarda a que surja en el interior de la persona una palabra, una imagen, un gesto que pueda ir dando pautas y describiendo lo más ajustadamente posible la sensación.

4. Resonar: cotejar si la imagen o palabra que se expresa cabalmente la sensación, si se ajusta a lo que la persona está sintiendo y se invita a la misma a comprobarlo o a recurrir a algún otro término que lo describa mejor, hasta haber despejado las dudas.

5. Preguntar: ir acompañando ese asidero que encontramos para que la felt-sense pueda liberar el mensaje implícito que trae. Es necesario establecer un vínculo con ella para que se sienta escuchada y aceptada, producto de lo cual se produciría un viraje corporal que brinda una sensación de alivio.

6. Recibir: consiste en hacer espacio a toda la nueva información que ha aparecido, protegiéndola de todo juzgamiento, agradeciendo por haberla recibido. En caso de registrarse la necesidad de retornar a este espacio se le hace saber a la felt-sense que se sabe que está allí y que se está dispuesto a regresar en otro momento.

Los pasos y habilidades de Ann Weisser

Ann Weisser, discípula de Gendlin, reformuló los pasos del Focusing reduciéndolo a 5:


1. Centramiento en el cuerpo: percibir las sensaciones corporales internas a través de un recorrido con la respiración.
2. Invitación a la felt-sense: idem Gendlin
3. Encontrar un asidero: idem Gendlin
4. Permanecer: similar al resonar y preguntar de Gendlin pero haciendo especial énfasis en permanecer el tiempo que sea necesario para que la felt-sense se sienta atendida.
5. Finalizar: idem paso 6 de Gendlin pero haciendo énfasis en guardar la experiencia para que esté disponible a futuro.

Las 4 habilidades que destaca Ann Weisser son:

1. Buscar la distancia óptima: encontrar esta distancia desde la cual la persona se siente segura para contactarse con su sensación, especialmente si se trata de espacios internos muy amenazados, con especial carga de angustia, para evitar los desbordes emocionales.

2. Recibir lo que aparece: se recibe lo que la persona percibe mediante intervenciones de reflejo simple, sin intentar modificar nada y apegándose a los términos utilizados por la persona. Validando su existencia.

3. Resonar: imprescindible para no perder el contacto y evitar caer en las racionalizaciones. La persona habla desde lo que siente y no sobre lo que siente.

4. Dar bienvenida a lo nuevo: reflejar en forma positiva lo que va apareciendo favoreciendo la aceptación.

El momento posterior a finalizar el proceso está connotado por una sensibilidad especial y requiere de un tratamiento adecuado. Nuevamente se refuerza la importancia de otorgar todo el tiempo que sea necesario y aguardar a que la persona retome la comunicación cuando lo crea oportuno.

No es necesario hablar sobre lo vivenciado en el proceso para que éste tenga un efecto concreto en la persona. Es aconsejable esperar a que ella misma sea quien exprese sus sensaciones y pensamientos en la forma y tiempo que considere.
 
Como puede observarse tanto en el acompañamiento del Focusing como en la entrevista en Counseling el eje está centrado en la persona y en la no directividad, como pautas comunes de trabajo.
 
******.*******


Comentarios

Entradas populares de este blog

TRABAJO INTERDISCIPLINARIO PARA COUNSELORS EN EL AREA SALUD - INVESTIGACION 2013

BASES DE LA TEORIA ROGERIANA